https://www.abc.es/20110506/sociedad/abcp-castigo-muertes-caso-hormona-20110506.html
Trágica ambigüedad de la justicia en el sinuoso drama de las víctimas de la hormona del crecimiento. El Tribunal de Apelación de París reconoce que hubo «negligencias», y que está probado que hubo tráficos ilegales en morgues y tanatorios. Las familias de 119 niños muertos llevan veinte años pidiendo justicia. Pero los últimos sospechosos también han sido liberados sin cargos.
Durante los años 80 del siglo pasado, laboratorios, médicos y científicos, incluido un laboratorio del Instituto Pasteur, fabricaron una «hormona» del crecimiento, utilizando glándulas craneanas del cerebro de pacientes muertos.
Elisabeth Mugnier, enfermera, fue responsable de «recolectar» hipófisis (pituitaria) de numerosos pacientes muertos en varios hospitales de París. Otros colegas realizaron trabajos muy semejantes en hospitales de Europa del Este. Por su parte, el doctor Fernand Dray, del Instituto Pasteur, dirigía uno de los equipos que fabricó la hormona del crecimiento que fue recetada a varios millares de niños con problemas de crecimiento.
A partir de 1991, comenzaron a descubrirse casos de pacientes víctimas de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob, el llamado mal de las vacas locas, contaminados por esa hormona natural creada con la pituitaria de los cadáveres. Desde entonces, 119 niños han muerto y más de 1.500 pudieran estar afectados, todavía hoy, aunque las cifras pueden ser mayores ya que la enfermedad, degenerativa y mortal, se incuba lentamente, en un periodo de hasta cuarenta años.
Desde hace veinte años, las familias han recibido ayudas financieras pero siguen pidiendo en vano reparaciones morales, a través de la justicia, que ha vuelto a absolver a los dos últimos sospechosos. Marie-José Ferro, madre de un niño víctima de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob explica su drama, llorando: «Me siento traicionada por la justicia, que considera que alguien ha hecho mal su trabajo, alguien ha cometido faltas, pero no considera a nadie responsable de sus actos».
Negligencias probadas
El Tribunal Correccional, en 2009, y el Tribunal de Apelación, ayer mismo, han reconocido que, en verdad, parece probado que hubo numerosas negligencias durante el proceso de recolección de hipófisis con las que se fabricó la hormona del crecimiento. Pero, uno tras otro, ha ido liberando de todos los cargos a los últimos sospechosos que no habían muerto, ellos mismos, o habían sido absueltos, uno tras otro, años atrás.
Los médicos que recetaron la hormona han sido declarados no responsables de las muertes de los niños que tomaron los medicamentos. Desde la óptica judicial, los conocimientos médicos de la época no permitían asumir ninguna responsabilidad en la muerte de sus pacientes. Los científicos y médicos que fabricaron la hormona han sido absueltos. Tampoco han sido considerados jurídicamente responsables.
La última enfermera todavía perseguida ha sido finalmente absuelta, ya que nadie ha podido probar la relación entre las muertes y las irregularidades y tráficos ilegales perpetrados para conseguir la hipófisis de enfermos muertos con la que se fabricó una hormona que prometía «milagros» en materia de crecimiento.
Marie-José Ferro, otras madres y familiares de niños muertos, víctimas de esta hormona, siguen pidiendo justicia. Llevan veinte años pidiendo justicia. En vano. En Correccional y Apelación, los tribunales han absuelto a los últimos responsables. Padres y familiares estudian ahora en penúltimo recurso ante el Supremo, prolongando un pedregoso calvario judicial.
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Trafico de cadaveres para extraer la hormona del crecimiento en cadaveres y darsela a niños bajitos ahora esos niñós enfermos con el mal de las vacas locas muriendose por eso digo que en España la hormona del crecimiento se empezo a dar en los 90 y sintetica.